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📈 Tesis de Inversión

Tesis Airbnb - Parte 1

La empresa que convirtió la confianza en un modelo de negocio global.

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oct 13, 2025
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Tiempo de lectura: 35-40 minutos.


Resumen

  • Descubrirás cómo Airbnb pasó de un colchón inflable en San Francisco a redefinir la forma en que viajamos.

  • Conocerás a Brian Chesky, el diseñador que convirtió la hospitalidad en una cultura y la cultura en una ventaja competitiva.

  • Aprenderás por qué la confianza, ese intangible que nadie sabía cómo monetizar, se convirtió en el verdadero negocio de Airbnb.

  • Verás cómo una crisis que parecía terminal la transformó en una empresa más fuerte, más enfocada y más rentable.

  • Entenderás por qué, pese a que el precio apenas se ha movido desde el IPO, el valor real de Airbnb ha crecido en silencio.


¡Muy buenas a todos!


Mi nombre es Sualem Betancor, asesor financiero y cofundador de WorldStocks Investments.


Hoy vamos a comenzar la primera parte de nuestra tesis sobre Airbnb, una empresa que ha cambiado por completo la forma en la que viajamos, confiamos y nos conectamos con el mundo.


Y que, aunque su precio apenas se ha movido desde su salida a bolsa, es hoy una compañía más fuerte, más rentable y más relevante que nunca.


Antes de que leas el artículo, me encantaría saber esto:


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Si quieres saber más, te recomiendo que te quedes hasta el final del artículo.


⚠️ IMPORTANTE ⚠️

Los formatos del artículo (PDF y audio) están al final del mismo junto con una bibliografía para que puedas profundizar por tu cuenta.



0. Por qué analizamos Airbnb ahora

Llevamos años siguiendo a Brian Chesky. Su forma de pensar y construir empresas nos fascina: habla de propósito, comunidad y cultura.


El turismo, además, vive uno de sus mejores momentos.


Los billetes de avión son cada vez más baratos, los aviones más eficientes y plataformas como Airbnb o Booking han hecho que viajar sea más accesible y confiable que nunca.


No es solo una moda: es una tendencia estructural impulsada por la tecnología y el cambio cultural.


Mientras tanto, el precio de Airbnb apenas se ha movido desde su salida a bolsa, pero la compañía es hoy más eficiente, más rentable y más sólida que nunca.


Por eso creemos que este es un buen momento para analizarla: porque el precio está quieto, pero la empresa no.


Y porque detrás de ella hay un fundador con una visión que trasciende el turismo.

Roadmap



1. Modelo de negocio

Airbnb no es una empresa hotelera. Es, en esencia, una plataforma global de confianza.


Una infraestructura digital que conecta a millones de viajeros con millones de anfitriones en más de 220 países, sin poseer una sola propiedad.


A diferencia de una cadena hotelera tradicional, Airbnb no construye habitaciones: construye relaciones.

Fuente: XongoLab Technologies


Su papel es el de un intermediario invisible que une oferta y demanda dentro de la economía colaborativa. Y esa ligereza operativa —sin activos físicos, sin mantenimiento, sin inventarios— le ha permitido escalar a una velocidad que el sector turístico nunca había visto.


Pero lo más interesante no es cómo crece, sino por qué la gente confía en él.

¿Cómo consigue Airbnb que desconocidos de cualquier parte del mundo se abran la puerta de su casa?



Airbnb ha conseguido algo que parecía imposible: que la confianza se convierta en producto. Cada usuario tiene un perfil verificado, reseñas mutuas, atención al cliente las 24 horas y protecciones que minimizan el riesgo. La “Garantía para Anfitriones” cubre posibles daños, mientras que las verificaciones de identidad de los huéspedes cierran el círculo.


El resultado es un mercado donde la reputación es la moneda y la seguridad, su principal barrera de entrada.


1.1 Cómo gana dinero

El modelo de ingresos de Airbnb es tan simple como poderoso. La plataforma se registra y publica de forma gratuita, pero cobra una comisión por cada reserva que se concreta.


Generalmente, al anfitrión se le descuenta entre un 3 % y un 5 % del importe del alquiler, mientras que al huésped se le añade una tarifa de servicio que va del 0-20 %.


Este esquema de doble comisión convierte cada transacción en beneficio.
Y lo hace sin asumir costes fijos ni inventario.


En esencia, Airbnb monetiza el encuentro entre oferta y demanda. Y eso le otorga una estructura de márgenes y escalabilidad que las cadenas hoteleras no pueden replicar.

1.2 Más allá del alojamiento

Con el tiempo, Airbnb ha dejado de ser solo un lugar donde dormir. Hoy también es un lugar donde vivir experiencias.


Las Airbnb Experiences permiten a anfitriones y emprendedores locales ofrecer actividades —desde clases de cocina hasta surf o visitas guiadas— directamente a los viajeros.

Airbnb Experiences

A primera vista, parece una nueva vía de ingresos.
Pero hay algo más profundo detrás.



¿Qué papel juegan realmente estas experiencias dentro del modelo de negocio de Airbnb?

Estas experiencias redefinen el impacto económico de Airbnb en las ciudades. Mientras los hoteles concentran el gasto del turista en sus propias instalaciones, Airbnb lo distribuye hacia la comunidad local.


El viajero que reserva un apartamento en Gran Canaria no solo paga a su anfitrión; también a un instructor de surf, a un guía de senderismo o a un cocinero del barrio.

¿Y cuál es la consecuencia de todo esto?



Además de diversificar su negocio, Airbnb fortalece su legitimidad ante los reguladores.


En un contexto donde se le acusa de encarecer la vivienda o alterar la vida en los barrios, la compañía puede argumentar que genera un efecto positivo: impulsa la economía local más allá del alojamiento.


En otras palabras, las Experiences no son solo una línea de negocio adicional.
Son una estrategia de defensa estructural. Una forma de mostrar que la compañía no extrae valor de las comunidades: lo redistribuye.


Airbnb ha pasado de ser una web para alquilar habitaciones a una infraestructura global de hospitalidad descentralizada.


Y lo ha hecho con una idea simple pero poderosa: que la confianza, cuando se diseña y se escala correctamente, puede ser un modelo de negocio tan sólido como cualquier activo físico.

2. Historia

Para entender por qué Airbnb es lo que es hoy, hay que remontarse al momento en que su modelo de negocio aún no era un modelo, sino una idea improvisada para pagar el alquiler.

2.1 Los orígenes

En 2007, Brian Chesky y Joe Gebbia, dos jóvenes diseñadores industriales recién llegados a San Francisco, se encontraban en apuros económicos.

Fundadores de Airbnb


La ciudad celebraba una importante conferencia de diseño, los hoteles estaban llenos y miles de asistentes se quedaban sin alojamiento. Aquella escasez encendió una chispa.


Inflaron un colchón de aire en su salón, ofrecieron desayuno por la mañana y publicaron un anuncio en un foro de diseñadores.


Tres huéspedes acudieron.
Pagaron.


Y sin saberlo, Chesky y Gebbia acababan de poner en marcha la primera versión de Airbnb: Airbed and Breakfast.

¿Quién hubiera dicho que una solución doméstica a un problema de alquiler se convertiría en un nuevo modelo económico global?



El concepto era tan simple que resultaba revolucionario: si los hoteles están llenos ¿por qué no abrir las casas vacías?


El nombre —Airbed and Breakfast— lo decía todo: colchón de aire y desayuno.
Un híbrido entre hospitalidad improvisada y espíritu emprendedor.

2.2 Primeros pasos y validación

Poco después, los fundadores invitaron a un antiguo compañero, Nathan Blecharczyk, programador, para que se uniera como tercer cofundador y diera forma tecnológica a la idea.


Lanzaron la primera versión del sitio web en 2008, coincidiendo con la Convención Nacional Demócrata en Denver. Otra vez, el contexto jugó a su favor: los hoteles estaban saturados y cientos de personas publicaron anuncios ofreciendo espacio en sus casas.

Web antigua de Airbnb


Aun así, convencer a inversores no fue fácil. El concepto de compartir vivienda con desconocidos sonaba demasiado extraño.



¿Cómo se financia una idea que todavía no encaja en la mente de nadie?


Con ingenio.


Durante la campaña presidencial de 2008, los fundadores diseñaron y vendieron cereales de edición limitada llamados Obama O’s y Cap’n McCains.


Aquella broma terminó recaudando 30.000 dólares, suficiente para mantener viva la empresa unos meses más. Ese gesto, mitad marketing, mitad supervivencia, les abrió las puertas de Y Combinator en 2009, la incubadora que cambiaría su destino.


Allí aprendieron algo que definiría el ADN de Airbnb: cada barrera puede convertirse en un activo si se diseña con empatía.


La desconfianza inicial del público no se evitó: se estructuró, se gestionó y se convirtió en el corazón del producto.

2.3 Escalando la confianza

Tras su paso por Y Combinator, Airbnb simplificó su nombre y profesionalizó su producto. Las inversiones comenzaron a llegar: Sequoia Capital, Greylock Partners e incluso el actor Ashton Kutcher.

Ashton Kutcher en su rol como Steve Jobs


Pero lo que de verdad impulsó el crecimiento no fue el capital, sino el boca a boca.


Cada buen anfitrión generaba un huésped satisfecho; cada huésped satisfecho se convertía en nuevo anfitrión. El crecimiento era orgánico, impulsado por la confianza y la curiosidad.


Sin embargo, un incidente en 2011 puso esa confianza a prueba: una anfitriona reportó que su vivienda había sido destrozada por un huésped.


El caso fue viral y amenazó la reputación de la compañía.


La reacción inicial fue torpe, pero Brian Chesky aprendió una lección que marcaría su liderazgo: la confianza se gana rápido, pero se pierde aún más rápido.


Airbnb respondió lanzando la Garantía del Anfitrión, que cubría hasta 1 millón de dólares en daños, reforzó la atención al cliente y mejoró la verificación de usuarios. A partir de entonces, cada crisis se convirtió en un motor de evolución del producto.

¿Y si la confianza no fuera solo una condición para operar, sino el verdadero producto que Airbnb vende?



Ese fue el cambio de mentalidad que transformó a Airbnb de startup experimental a fenómeno global.

2.4 De la expansión al impacto

Entre 2012 y 2016, Airbnb creció a una velocidad sin precedentes. Abrió oficinas en Europa, Asia y América Latina, diversificó su catálogo —ya no solo habitaciones compartidas, sino casas, villas y apartamentos—, y se consolidó como símbolo de la economía colaborativa.

Alojamiento emblemático en Airbnb Mexico


El siguiente paso lógico fue la diversificación. En 2014, la compañía lanzó Airbnb Experiences, integrando actividades organizadas por locales para los viajeros.
Ya no se trataba solo de dónde dormir, sino de cómo vivir el viaje.

¿Qué ocurre cuando una plataforma deja de vender alojamiento y empieza a vender pertenencia?



Airbnb definió su propósito con una frase que sigue guiando su cultura:


“Crear un mundo en el que cualquiera pueda pertenecer en cualquier lugar.”


Esa visión permitió que la empresa trascendiera el turismo y se convirtiera en un símbolo cultural: un movimiento que democratizó la hospitalidad y dio a millones de personas la oportunidad de convertir sus hogares —y su tiempo— en fuente de ingresos.

2.5 Crisis y reinvención (2020)

En marzo de 2020, la pandemia paralizó el turismo global. Los ingresos de Airbnb cayeron un 80 % en cuestión de semanas.

Reducción del GBV durante 2020


La compañía, que durante años había crecido sin límites, se encontró al borde del abismo.



¿Qué ocurre cuando una empresa construida para crecer tiene que aprender a sobrevivir?



Brian Chesky tomó decisiones duras: recortó el 25 % de la plantilla, canceló proyectos no esenciales y volvió al núcleo del negocio —Homes y Experiences.


La empresa recaudó 2.000 millones de dólares en financiación de emergencia, redujo su gasto en marketing más de un 50 % y cambió su enfoque: menos performance marketing, más marca.


Paradójicamente, fue en medio de la crisis cuando Airbnb encontró su madurez.
El 90 % del tráfico empezó a llegar de forma orgánica, las estancias largas (más de 28 noches) se dispararon, y la compañía se volvió rentable a nivel operativo.


Airbnb salió de 2020 más pequeña, pero más fuerte.
Más enfocada, más disciplinada, más fiel a su esencia.



¿Y si la pandemia no hubiera sido el final, sino el punto de inflexión que transformó a Airbnb en una compañía verdaderamente sostenible?



Esa crisis redefinió su cultura: de la obsesión por crecer a la obsesión por durar.
De startup a institución.
De improvisación a disciplina.


Airbnb nació de un colchón inflable y una idea absurda. Hoy representa una nueva forma de entender la economía, la confianza y la hospitalidad. Y lo más interesante no es cómo llegó hasta aquí, sino cómo logró no perder su esencia por el camino.

3. Cómo gana dinero Airbnb

Si en los apartados anteriores entendimos qué es Airbnb y cómo llegó hasta aquí, ahora toca abrir la caja y ver cómo convierte la confianza en rentabilidad.


Porque detrás de cada reserva, de cada anfitrión y de cada huésped, hay una coreografía invisible que mueve miles de millones de dólares todos los años.


Airbnb no gana dinero construyendo hoteles, sino construyendo relaciones a escala.


Y cada una de esas relaciones —cuando alguien abre su casa a un desconocido o reserva una estancia en una ciudad lejana— genera un flujo económico que termina, de forma casi imperceptible, en su cuenta de resultados.

3.1 De la necesidad a la transacción

Imagina a alguien planeando un viaje a París. No un turista cualquiera, sino una persona que busca algo más que un hotel: un lugar con alma, donde se sienta parte de la ciudad.


Abre la aplicación de Airbnb una noche cualquiera, desde el sofá de su casa. Escribe París, elige las fechas y empieza a deslizar entre fotografías de apartamentos con balcones, estudios con luz tenue, áticos con vistas al Sena.


En apenas unos segundos, la plataforma hace lo que ningún agente humano podría hacer tan rápido: conecta la intención de ese viajero con la oferta de miles de anfitriones locales.

Interfaz de huésped en Airbnb


Cada anuncio tiene detrás a alguien que ha decidido abrir la puerta de su hogar, publicar unas fotos, fijar un precio y establecer unas normas básicas. Ninguno ha pagado por aparecer ahí; Airbnb no cobra por publicar, sólo cuando se produce una reserva real.


El viajero encuentra un pequeño apartamento en el barrio de Le Marais.
120 euros la noche, más 25 de limpieza.
Ve las reseñas, todas excelentes.
Pulsa Reservar.
Y en ese instante, empieza el ciclo económico de Airbnb.


La plataforma cobra el importe total —unos 145 euros—, de los cuales una parte será para el anfitrión y otra para Airbnb.


Pero no todo sucede de inmediato: la empresa retiene el pago en custodia hasta que el huésped se aloja.


Durante ese tiempo, el dinero descansa en la cuenta de Airbnb, generando un pequeño colchón de liquidez que, multiplicado por millones de reservas, se convierte en una fuente temporal de financiación operativa.


Al llegar a París, el huésped hace el check-in.
Ve que todo está en orden.


Veinticuatro horas después, Airbnb transfiere el dinero al anfitrión y cierra la transacción.


El viajero ya ha vivido su experiencia; el anfitrión ha recibido su pago; y la plataforma ha capturado su margen.



¿Qué ha vendido Airbnb realmente en todo este proceso?



No una cama, ni una habitación, ni un desayuno.
Ha vendido confianza.


La certeza de que, a miles de kilómetros, alguien te espera y todo saldrá bien. Ha vendido una experiencia fluida en la que dos desconocidos cooperan sin conocerse, amparados por un sistema de reputación y reglas que hacen posible lo improbable.


Al final del viaje, el huésped deja una reseña.
Y con ese gesto, el ciclo vuelve a empezar.


Esa reseña será la señal de confianza que hará que el siguiente viajero reserve, y que el siguiente anfitrión se atreva a abrir su casa.


Cada transacción deja dinero, sí, pero también algo más valioso: confianza acumulada.

3.2 La estructura de ingresos

El corazón del modelo de Airbnb es una comisión doble. Cada vez que se produce una reserva, la empresa cobra tanto al huésped como al anfitrión.


El primero paga una tarifa de servicio que puede alcanzar entre el 10 % y el 20 % del precio total, mientras que el segundo asume una pequeña comisión de entre el 3 % y el 5 %.


En conjunto, Airbnb retiene alrededor del 13-15 % del valor bruto de cada transacción (take rate).


En 2024, gestionó 81.800 millones de dólares en reservas (Gross Booking Value), de los que 11.100 millones acabaron siendo ingresos para la compañía.

Gross Booking Value y Revenues de Airbnb


Esa diferencia —en apariencia pequeña— es todo su negocio. Airbnb reconoce ingresos solo por su comisión, actuando como intermediario y no como propietario del alojamiento.


Pero hay algo aún más interesante: el dinero entra antes de que el servicio se preste.


Cuando el huésped paga en el momento de la reserva, Airbnb ya ha cobrado.
Sin embargo, no paga al anfitrión hasta el check-in.


Esa diferencia temporal genera un colchón de caja que, a escala global, equivale a miles de millones.


En 2024, la empresa cerró el año con casi 6.000 millones de dólares retenidos a favor de futuras estancias.



¿Cómo convierte Airbnb este ciclo de caja en una ventaja competitiva?



De dos maneras.


Primero, refuerza su flujo de caja libre.


Y segundo, utiliza parte de esos fondos en inversiones de corto plazo, obteniendo intereses financieros adicionales con márgenes prácticamente del 100 %.


Además de las comisiones por reserva, Airbnb ha empezado a añadir nuevas fuentes de ingresos:

  • Recargos por cambio de divisa, cuando el huésped paga en otra moneda.

  • Seguros de viaje vendidos directamente desde la app.

  • Servicios complementarios como experiencias y actividades locales.


Son pequeños porcentajes, pero suman.
Y lo más importante: amplían la rentabilidad sin modificar el corazón del modelo.

3.3 Unit economics: cuánto deja cada reserva

Una reserva de 100$ genera para Airbnb unos 13,57 dólares de ingresos.


A primera vista parece modesto, pero cuando analizamos cómo se reparten los costes, el resultado es revelador.

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